miércoles, 25 de julio de 2012


El Movimiento Social está urgido de un instrumento político
Fuente: José Luis Vega Carballo  |  2012-07-25
Diario Digital Nuestro País/Columna “Pensamiento Crítico”


1. TENSAR LA LUCHA ES UNA PRIORIDAD

Si observamos las últimas movilizaciones y acciones del movimiento social sindical y no-sindical, salta a la vista que no hacen mella a la coalición neoliberal en control de los poderes e instituciones del Estado. Ésta sigue como si nada pasara y haciendo uso de sus partidos políticos y grupos de presión para afianzar su hegemonía y continuar avanzando en la consolidación de la “dictadura en democracia” promovida por los Arias, el PLN y sus aliados.

Se hace necesario, por tanto, revisar con urgencia la agenda, las estrategias y los métodos de la disidencia y lucha social, popular y democrática, a fin de cambiar su dirección y tono, superar las acciones casuales y de baja trascendencia, las puramente defensivas o de simple resistencia impotente, que poco o ningún dividendo han dado en los últimos mese contra ese tipo de dictadura con fachada constitucional y legal.

La idea es  descentralizar y desconcentrar la confrontación llevándola a ámbitos sectoriales y regionales inexplorados, donde hasta el momento no se ha producido; lo cual no significa dispersarla ni correr el riego de que se dificulte, aún más que ahora, el poder coordinarla y articularla. Si esta tarea se sabe hacer, la diversidad y las diferencias de orientación ideológica entre los distintos sectores y organizaciones del movimiento social y del centro-izquierda, se volverían una ventaja competitiva frente a las derechas y más bien ayudarían a aglutinarlos bajo una estrategia común de cooperación y avance en unidad.

De otro modo, marchas como las cinco recién realizadas desde diciembre de 2011 a la fecha (13 de diciembre, 15 de febrero, 19 de abril y 26 de junio) incluida la de los “invisibles” del 16 de junio, no llegarán más allá de una protesta importante, pero poco efectiva en términos de alterar la balanza del poder a favor de los sectores dominados, explotados y excluidos – lo que Helio Gallardo llama el “pueblo social”-, así como de lograr objetivos específicos utilizando para ello una “estrategia selectiva”, que se mueva incrementalmente del corto hacia el largo plazo global. Cuando más podrán lograr algunas concesiones de poca monta, pactadas en las márgenes del sistema, a modo de nimios premios de consolación, como es frecuente que suceda entre las dirigencias sindicales gremialistas, que se dejan desmovilizar fácilmente y se tornan complacientes en exceso con el gobierno en las mesas de negociación de casa presidencial y algunos ministerios.

Así las cosas, que van de regular a mal, los dirigentes del movimiento social deben hacer un balance de sus ganancias-pérdidas, logros-fracasos recientes y buscar nuevos y mejores caminos y formas, ya no solo de resistir pasivamente, sino activamente mediante verdaderas confrontaciones no-violentas, pero sí desafiantes, activas y sin sumisión, orientadas de manera planificada y sistemática a obtener resultados políticos palpables, beneficios y saldos positivos; es decir, que sean verdaderos desafíos políticos masivos con un valor agregado preciso y concreto.

2. URGE AMPLIAR LA BASE SOCIAL

Para lograr ese cambio de rumbo y modificar el balance de fuerzas sociopolíticas, es necesario ampliar la base ciudadana del movimiento social y acumular más fuerza, tanto en el plano sectorial sindical y no-sindical, como en el cantonal y regional, formando “Mesas de Diálogo y Convergencia Social” para organizar mejor la participación y la coordinación de las iniciativas y acciones de los distintos actores y sectores del movimiento en esos planos y a corto plazo.

Sin una base ampliada de esa manera, no podrá forjarse el “contrapoder social” que requiere la disputa por la hegemonía con la clase dominante. Tampoco podrá lograrse su avance en el plano de lo político, es decir, mediante el control y la toma de mando de las instituciones gubernamentales usurpadas por el “dictadura en democracia” para usarlas como viles palancas del vasto sistema de la corrupción organizada o sistémica del “Estado Paralelo”, que los Arias comenzaron a montar desde los años de 1980.

3. HABRÁ QUE DECIDIR PRONTO SI SE FORMA O NO UN PARTIDO

Ya se verá lo que esto implica en materia de organización político-electoral con vistas a las próximas elecciones del 2014 y a las municipales del 2016, ya que la tarea bien puede exigir la formación de un gran partido clasista de los trabajadores manuales e intelectuales de la ciudad y el campo, del sector privado y público, del sector formal e informal de la economía. Un partido capaz de desmontar el injusto y ultracorrupto modelo neoliberal y desconectarnos de la globalización antidemocrática. Los partidos llamados “taxi” o “atrápalo todo” no han dado la talla ni realizado la tarea que interesa al movimiento social de superar el capitalismo, aunque digan ser de izquierda; tampoco funcionan los “hiper-radicales”, ni los “hiper-moderados”. La discusión acerca de esta opción partidaria alternativa debe darse ya; y habrá que llegar a conclusiones claras y definitivas al más breve plazo, dado el calendario electoral y sus rígidos plazos y requisitos a cumplir.

El movimiento social ha sido y posiblemente seguirá siendo exitoso en poder levantar fuerza desde el ámbito de la sociedad civil y el comunitario; pero no logra trasladar ni acumular esa fuerza en el plano político, donde se disputa realmente la hegemonía y el control del poder del Estado y sus aparatos. Mientras no se llene el vacío electoral es muy probable que el enemigo de clase, de la decencia, la transparencia y la democracia siga dominando esa y otras instancias gubernamentales; y continúe imponiendo sus decisiones dictatorialmente, con fuerza legal y policial-militar, así como con apoyos externos provenientes del Imperio y sus aliados regionales. Tal ha sido la norma al día de hoy y lo seguirá siendo si no estructura un partido alternativo en los términos señalados, aunque exista una crisis de legalidad y legitimidad del sistema político local, debido al alcance de una corrupción sistémica incontrolada.

4. DEL SIMPLE LLAMADO A LA UNIDAD, A LA MÁXIMA COOPERACIÓN ESTRATÉGICA

No basta con hacer llamados exasperados a la unidad del movimiento social en abstracto. Debe entenderse que todos compartimos y enfrentamos situaciones político-sociales e históricas semejantes, lo que nos obliga a establecer una serie de lineamientos estratégicos que enlacen lo más posible a todo el espectro de la centro-izquierda nacional bajo una sola bandera de lucha que alcemos entre todos, trace una línea de resistencia activa y dé un golpe encima de la mesa a las derechas neoliberales. Funcionaría ésta bandera como una especie de arco que, ante los desafíos comunes que tenemos por delante y a partir de reconocerlos, le facilite a las distintas corrientes del movimiento social y de las izquierdas el converger en la acción. La idea es que cada corriente mantenga su identidad y perfil político-ideológico, histórico y cultural que la diferencia de los demás; no obstante, hay que hacerlo sin exagerar el tono de sus diferencias y pugnas. Se desea que éstas no rompan la directriz de la máxima cooperación, ni la trama de los intereses generales y bien compartidos.

Mantener la cooperación exige dos cosas: a) percibir la situación estratégica común a todos; y b) no la eliminación de las diferentes posiciones y los debates, pero sí la moderación o apaciguamiento relativo de las tendencias extremas y demás fuerzas centrífugas que fomentan el divisionismo y la hiper-polarización. Como lo ha dicho Valter Pomar, secretario ejecutivo del Foro de Sao Paulo, “las corrientes ultra-radicales o híper-moderadas que se niegan a percibir la existencia de una situación estratégica común son exactamente aquellas que, consciente o inconscientemente, prestan servicio a las clases dominantes locales o al imperialismo.”

jueves, 12 de julio de 2012

Plan fiscal B: el ataque depredador al empleo público

Fuente: José Luis Vega Carballo  |  2012-07-11